domingo, 15 de febrero de 2015

Looola tiene segunda parte. Crónica del proceso de trabajo.

Nunca vi mejores segundas y terceras partes tan buenas cómo en Toy Story. Cada historia es magnífica y las tres suman. "El gaaaaancho", "Hasta el infinito y más allá" ya forma parte de mi vocabulario familiar. Ese crecer en cada historia es precioso.



Lola no nació sabiendo que continuaría. Lola ni sabía que había nacido hasta finalizar su paseo por el zoo. Cuando acabé el libro del zoo, Lola ya se llamaba Looola y su pato de madera con ruedas ya tenía nombre, Paco. Tenía elementos de un mundo particular y pensé en una segunda parte. El pánico de las segundas partes que nunca fueron buenas me atrapó. Conseguir una historia independiente de la primera y que a la vez sumara me asustaba. Así, que no pensé más en ello.

Un día, sentada detrás del escenario de una obra de teatro donde la línea entre el espectador y el actor era muy fina, me hizo pensar en Lola y su puerta. Atravesar una puerta, sí, pero en el teatro pensé que desde el otro lado. Las puertas tienes dos lados y puedes atravesarla desde un lado o desde el otro.
En el zoo Lola va de la realidad a los sueños. Ahora le tocaba empezar por la imaginación para llegar a la realidad. El formato del libro me daba el nexo para las dos partes, y tenía independencia para crear una nueva historia.

Hacer libros es siempre sorprendente. Es cómo moverte por la red. Vas lincando y hay un momento que todo coge sentido. Bueno, o éso es lo que piensas para tener un motivo y empezar.

Lo decidí: ¡Lola tendría una segunda parte! Su mundo empezó a crecer.
Para ver el libro puedes clicar  aquí


Nuevos personajes.

El circo me pareció un lugar espectacular, lleno de magia, ideal para situar la historia.
Esta vez es el papá y su hermano pequeño, Peret, quien acompaña a Lola. 
Los patos de Lola también crecen. Siempre me han caído bien estos patos. Pienso que llevan historia escondida... 
Paco, el pato de madera de Lola, continúa siendo su amigo fiel. 
Cuello Verde, el pato que se escapó del zoo y lo ningunearon en casa de Lola, encuentra trabajo en el circo. Está tremendamente enamorado de Paco. Es un amor imposible, pero cómo todos los amores imposibles el enamorado no desiste nunca. Destinados a encontrarse pero nunca con final feliz. Entre ellos no hay puerta que atravesar, porque Paco tiene amo: es de Lola.

Un lado: en el circo 

Sitiuar la historia en el circo me dio pie a crear personajes nuevos: La trapecista Minina Todocorazón; el forzudo SúperSansón; los payasos Globo y Simplón; y el Hombre bala Manolo Speed. Todos los personajes son redondos, dulces, fantasiosos, son la mirada de los niños. No hay nada de decadente, ni triste, ni marginal en estos personajes de circo. Todo es ingenuo y mágico, dulce. Minima lleva alas en forma de corazón en los pies, Sansón levanta unas bolas que podrían estar llenas de aire...


El otro lado: en casa de Lola

Por la tarde cuando regresan a casa el espectáculo no se ha acabado.
Peret y Lola se convierten en Globo y Simplón en la bañera; su papá se convierte en un trapecista cuando lleva los platos a la mesa; un guisante volador hace de Hombre Bala, cómo Manolo Speed.

En el circo es El Hombre Bala quien lleva el peso de la narración. Sale de su cañón para entregar una flor a su querida Minina Todocorazón. En casa de Lola el guisante sale de su cuchara y aterriza en la boca de su mamá. Todo un espectáculo en plena cena casera. Cómo la puesta en escena que  hacen Lola y Peret al final del día, para su papá y su mamá.

La vida es un circo ¡ooooh!

Acabado el circo me di cuenta que ya no era tan importante pensar en el sentido de una segunda parte. Lo importante era pasárselo bien en el circo. Cuando sentí eso pensé que ya había conseguido alejarme del zoo. Era libre para disfrutar poniendo elementos del primer libro de forma incondicional. Por ejemplo, en la última página del circo puse una foto de una escena de Lola en el zoo. Es precisamente la escena en la que El Pato de Cuello Verde se enamora de Paco. 


Empezaron entonces a surgir elementos que unían a los dos libros, cómo la escena final de ambos, donde la realidad y la ficción se entrelazan y pierden sus fronteras.



En los dos libros hay puerta, puedes atravesar y puedes llegar al final del otro lado. Pero ahora con los dos libros ya puedes escoger por que lado inicias el camino.

Lola, tooodo un día en el circo y en el zoo es la historia de nunca acabar. Con viaje de ida y vuelta. Un círculo en continuo movimiento, cómo la vida misma.

Lola me hace soñar, y me gusta.