miércoles, 19 de agosto de 2015

Ilustrar es leer.

Estos días he vuelto a ilustrar un texto que ya había ilustrado. Me resultó especialmente "raro". Descubrí que era bipolar. Te conviertes en un nuevo lector. Te multiplicas.

El escritor decide el texto. Inventa lo que quiere. Se lo da al lector. Éste se apodera de su texto y se convierte en otra realidad, la suya.
El ilustrador se coloca entre el escritor y el lector y llena de sus matices personales al lector.
Es un triángulo amoroso entre escritor, ilustrador y lector. Un espacio lleno de posibilidades y combinaciones para un mismo fin placentero. El arte de la seducción nos llena de nuevas miradas y complicidades.

Ilustrar un texto es leer.
Ilustrar dos veces un mismo texto es cómo volver a leer un libro. Nunca sabe igual.
Leer es vivir una de tus muchas vidas de forma fugaz.

¡Es bonito ilustrar, como es bonito leer!